Sonríen con las simplezas, con dibujos de la mente, y hasta a veces por los tsunamis del pensamiento. Maldiciendo las coincidencias malditas, terminando por acabar emborrachadas con ellas, a veces bailando con las luces de colores arrendadas, y otras veces destrozando las botellas de alcohol.
Todo mientras los días pasan, mientras la lluvia de ideas, de sucesos utópicos se aproximan a la imaginación, acabando con una cascada con epicentro en los ojos, o con la revolución de los músculos faciales reproduciendo un sinfín de sonrisas explosivas.
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