lunes, 30 de agosto de 2010

Absurdo.

No se a donde voy 
ni como debo detenerme
corro hasta el vacío
sin saber si llegaré a caer
yo no tengo nada 
ni me conformo contigo
Estoy perdido sin perderte
estás perdido sin perderme. 
No sabemos a donde vamos
el absurdo es nuestra canción
suicidándonos de la mano
todos saltando al montón 
sombras de esta noche de luces 
flores que se suicida al sol
poniéndome la soga al cuello
nos colgamos todos juntos.

Niños vengadores 
esperando un cruel perdón,
dos sordos borrachos 
discutiendo por amor
un mundo de santos 
revolcándose en alcohol
el absurdo es tu suerte 
el absurdo es mi control

no sabemos a donde vamos
el absurdo es nuestra canción
suicidándonos de la mano 
todos saltando al montón,
sombras de esta noche de luces 
flores que se suicida al sol
poniéndole la soga al cuello 
nos colgamos todos juntos
hijos del absurdo,absurdos

sábado, 28 de agosto de 2010

PUEDE SER?

De repente te puedes perder tanto? Puedes estar tan abajo cuando todos están tan alto?



Mientras dormitabas en tu cama nunca llegaste a encontrar el sueño de ese día. Buscabas y buscabas pero no encontrabas nada. Hace mucho tiempo que los sueños dejaron de ser tu fuerte, dejaron de aparecer por tu mente en las crudas mañanas de frío recorriendo los rincones de tu piel.
Las imágenes ya no se proyectan como película o como un flash continuo, simplemente no están, no hay ningún paso a una misera laguna mental.
Las palabras dejaron de permanecer, de llover por las mañanas, incluso ya ni ahogaban. Ya las madrugadas eran vacías, llenas de nada, vacías de todo, con una hoja en blanco, con líneas y cuadros sin llenar, sin letras que las contengan, y el lápiz negro de siempre esperando a ser tomado, a introducir una palabra en las hojas, a expresar lo jamás pronunciado, a sentir mientras la mente andaba a mil por horas y la mano solo a diez.
Y el tiempo pasa, y tú solo te das cuenta porque ves anochecer, ves amanecer y notas el atardecer. Los abrazos se van, los besos se alejan, las personas se acercan y otras se van. Algunos lloran por el último abrazo, por el último reencuentro; otros solo se ríen del resto pero por dentro están más vacíos que nadie. Varios se emborrachan por los rincones de las calles, con la vista distorsionada, con el estómago atormentado y dispuesto a expulsar todo lo bebido y tal vez comido; derrochando dinero, derrochando besos y cariños, mientras la sanidad estaba bastante lejos de allí; mientras la cabeza a veces está a miles de kilómetros de ahí.
Ríen mientras el resto llora, mientras algunos suplican piedad, mientras muchos y pocos se autodestruyen de maneras variadas, mientras sobreviven con el puño de la imagen mayor sobre el rostro de los desgraciados, de los desposeídos, de los cobardes con habla entrecortada, mientras la pobreza abunda en el mundo entero.
Todo eso mientras yo sigo intentando encontrar las madrugadas del ayer, los cafés insomnes, esos que eran el remedio perfecto para avivar, para animar hasta el más muerto ser, para hacer renacer las almas inertes y florecer los frutos del pasado bondadoso, ese que nunca fue lo que decía ser.

Te arde el corazón de tanto querer encontrarlo, te sudan las manos de la ansiedad y hasta ya te parece que te estas volviendo un poco enferma, loca, porque ves sombras que te siguen a todos lados cuando estas sola. Cuando nadie está, cuando las palabras suelen aparecer tímidas, escondidas en algún lugar de la caja mental con llave extraviadas.
¡Se asoman!
Han vuelto, y esperas que sea así. Solo por ahora bajas la guardia, guardas las estrategias y te entregas a la expresión. Das vuelta la página y comienza a escribir, y recuerdas que la página anterior, aquella que está vacía quedó en el pasado.

Puede ser que haya vuelto ella. Puede ser que haya viajado hasta aquí.
Y ahora puede ser que este un poco más alto que el resto?
Puede ser?

No quiero.



No quiero volver ahí, no quiero, puedo, tengo ganas pero no debo volver.

Me hace mal, muy mal recordar las cosas que sentí, las cosas que creé; darme cuenta de lo mal que me expreso ahora. Lo mucho que me duele el sentirme tan diferente a como era antes, como el miedo tremendo que tengo ahora de no tener control en nada de mi vida, de que en cualquier momento indeterminado se me escapen las cosas de nuevo.
No! ya basta! Debo decirle adiós al miedo, al dolor, al rencor, al orgullo y al pensar más de la cuenta. Pero quiero volver...
volver a sentir como antes, expresar las sensaciones más gratas de la vida, amar como nunca, flotar en el aire aunque nunca lo haya podido hacer literalmente.
Necesito sentir que todo puedo traducirse en mis manos, que los gestos pueden ser expresados con palabras. Necesito hablar más, dejar de callar, ahondar más, investigar, descubrir, dejar de racionalizar las estupideces de mi diario vivir. Necesito emprender un vuelo al pasado, descubrir y encontrar en dónde quedó el último rastro de lo que fui, y retomarlo. Tal vez empezar de nuevo.
Pero lo necesito.

viernes, 27 de agosto de 2010

Ese maldito lugar.

Es ahí y solo allí donde tengo la llave precisa para el candado de mi mente, para la expresión justa de lo que siento. Acaso será que mis manos están acostumbradas a teclear con tanta intensidad solo ahí? Acaso no tengo cierta autonomía de "ese lugar". Acaso sigo amarrada a eso de una manera especial?
Es difícil de explicar que perpetualthought me tiene atada del utero.

sábado, 21 de agosto de 2010

No.

Ayer me di cuenta que el mundo anda mejor cuando me quedo quieta, cuando me borro por unos instantes.
El mundo sigue, la gente camina con el mismo paso, a veces más apuradas y otros se toman toda la calma que existe en la tierra. Siguen y siguen, y parecen sonreírme con lástima, con ganas de apuntarme con el dedo por haberme dado un entretiempo tal vez bastante largo. 


Ya no puedo olvidar, vivo recordando, vivo dañándome sin armas tangibles y puede ser que ya esté bastante muerta.
A veces prefiero entregarme, condenarme porque ya mi espalda está rasgada. 

sábado, 14 de agosto de 2010

Duele temer y querer.

Duele ver como el resto se cae y se vuelve a caer, y uno casi sin saber qué hacer. Duele temer y querer.
El miedo me aprieta el corazón mientras las lagrimas nunca paran de caer, mientras te veo correr a un portal sin vuelta atrás. Amenazas, me da miedo, pero te sigo, te sigo y te sigo sin poder alcanzarte. 
Trato de agarrar tu mano, tu ropa, lo que sea pero no lo consigo. Me siento frustrada.
Pareces acelerar cada vez más, sin embargo no siento el dolor de mis piernas y sigo corriendo. Te alcanzo un poco, te agarro y no te suelto. Me miras con cara de los mil diablos pero no te suelto. Me tirita el cuerpo pero ya NO te suelto. Saco fuerzas de lo más under posible y te llevo junto a mi. 
No olvido el portal, estabas a punto de llegar, daban ganas de correr junto a ti, daban ganas de huir de esta vida simple y barata que me ha costado dolores, pudores y derrames de sangre por las paredes de mi habitación y de cada rincón por el que pasé, pero no puedo, no debo y sí quiero. debo seguir.. y si no es por mi, es por ti y alguien, muchos más.

Si tú puedes, yo puedo. Si te caes contigo voy al precipicio.
Ahora solo me da miedo.

sábado, 7 de agosto de 2010

El frío de una casa donde duerme y se amanece la frialdad.

Son tan pocas las veces que mi ser precisa del sol como calefactor, en que el té de rosas está preparado y listo para ser tomado, o en que puedo estar tranquila siendo lo que alguna vez fui.
Son numerables veces que ya casi creo que las puedo contar con ambas manos. Sí, quizás alcanza los dos dígitos por suerte.
Ocurre que el frío siempre ha estado en mi cuerpo, en mis manos. En los momentos más cálidos mis dedos están congelados y atrofiados tal como lo está mi mente. Es la copia exacta, el reflejo perfecto de lo que mi cabeza ronda por las mañanas, por las madrugadas y el rastro preciso de las tardes.
Las mañanas amanecen soleadas, justo al abrir los ojos se aprecia la ventana y un poco de aquellos rayos de sol. La casa de al lado es de segundo piso mientras que la mía alcanza solo para el primer piso. Ambos vecinos tienen pisos pares, ambos obstruyen el sol, ambos nos cargan de frío, ambos. 
Y la casa, esta casa es una de las más heladas que he habitado, ni por más gente que haya en ella la casa se calentará o tendrá ese olor tan familiar, tan acogedor.
La casa que oscurece antes de caer la tarde, mucho antes. Un lugar de acogida, la casa de las fiestas de sábado por la noche, la casa con olor a cigarrillo que logró camuflarse e intentar pasar desapercibido por el frío que hay afuera.
Es un lugar casi inhabitable en la vida real, cada uno por su lugar, cada uno viviendo sus vidas paralelas entre paredes con ansias de hablar, entre llantos atragantados bajo tapices manchados, entre cuchillos sin filo y filos a la vista de todos, entre depresiones y alcoholes caros mientras la cantina cierra a cosa de las cuatro de la madrugada. 
Las camas ya parecen la esponja matutina de las lágrimas en fuga, de los dolores matrimoniales y problemas familiares, de las angustias, de las penumbras, de la crisis, del amor; de un sin fin de cosas más que el dinero a veces puede tapar.
La Soledad tiene el liderazgo, tomo el asiento principal de este viaje tan largo, y Vacío maneja como copiloto de esta cuestión. Comprensión está en el baño, al parecer le agarro la bulimia mientras que Comunicación de nuevo no quiere comer. Los únicos pasajeros somos nosotros a la espera de un destino indeterminado, una vida imparable, una felicidad que duré más de una semana y copas que no aguarden en el vestidor o bajo el dichoso colchón. Solo eso y nada más.

El amor es y no es.

Odio que la gente se deje someter y más cuando la venden de que son punkys. Y más impotencia me dan cuando hablan de libertad siendo que están viviendo en una cárcel simbolizada por la figura de un hombre.
Odio cuando la gente odia el machismo y no hace nada por remediarlo, o cuando sin darse cuenta se dejan reprimir a ojos cerrados por el "verdadero amor".
El verdadero amor no te hace ser la persona que nunca fuiste, no te cambia, no te transforma, no te exige torpezas, no te derrocha violencia, no te grita anarquía cuando tu corazón vive bajo las ofensas y bajo el golpe encima de tu rostro.
El amor es y no es. El amor el algo pasional, algo sin remedio, una cura exacta y sin receta médica y a la vez la peor de las autodestrucciones. El amor se siente, se vive, se respira; late y late en los corazones de las personas, de los animales y de las flores. El amor, el deseo, el desamor y la autodestrucción bajo los limites de una desilusión. El amor siempre será lo indescifrable, lo incontrolable, pero jamás, JAMÁS, algo similar a la obsesión y al derecho de propiedad humana, carnal y objeto del mismo deseo pasional incontrolable violento.

domingo, 1 de agosto de 2010

Desolación, eterno malestar.

Era de madrugada, ya casi la hora de levantarse para aquellos que se preparan para el trabajo.
Hacia un frío de esos que te cuelan hasta los huesos más internos, hasta los más impensados, pero ella caminaba igual, con las medias rajadas, con la pollera mal puesta y un taco a medio salir. 
Entre sus manos escondía un cigarro junto a la cajetilla de fósforos con uno solo, y en la otra llevaba una botella de vodka apunto de acabar. No la hacía durar, ella solo respiraba. Ya nada le importaba, ella solo caminaba. 
Paró, se sentó en una vereda de la calle y sacó el último fósforo que le quedaba. Trató de encenderlo pero no podía, no se producía ni una chispa en la cajetilla. Entre intento e intento al fin prendió, vino una briza sutil y se apagó.
En cuestión de segundos se largó a llorar. No eran lágrimas caprichosas de no poder prender su cigarrillo, no, eran lágrimas de desolación, de malestar.. ese que nunca se va. Lágrimas atragantadas de meses bien guardadas, de sentirse tan sucia, tan sola, tan vacía, directo y sin rumbo a donde llegar.
Recordaba su hogar, aquel lugar donde no vale la pena entrar. Solo cabe un colchón y habitan muchas botellas de alcohol desdichadamente vacías, y un olor a putrefacción. 
Lloraba y pensaba que su vida no podía ser peor. Sus padres ya no están, residen en algún lugar lejos de acá, su perro se murió ayer y su hermano se licenció otra vez, mientras ella no hace más que un doctorado en alcohol, en colillas de amarguras, de cuerpos y sudores no pasionales, de maquillaje corrido, de amor podrido, de delirios de no recordar y de noches a pleno comenzar.
Ella esta sola y no para de llorar.
Ella está rota y ahora corre sin parar.


nadie le escapa al tiempo.

nadie le escapa al tiempo.
si al final sólo trasciende lo que sos.