sábado, 25 de junio de 2011

estoy cansada de odiar.

Nunca ha sido muy bueno sentir tanto ODIO, que la rabia no pueda ocultar el gesto de tu cara, la mirada punzante, amenazante que quiere acabar con todos de una buena vez.
El ODIO que ya no es dolor, sino una rabia enfurecida, una bestia que algún día saldrá a atacar.

Acumular el ODIO hace mal. Y me preocupa el día que ese ODIO se desahogue. Quizás donde terminará, quizás quién tendrá que morir (o qué), quizás cuantas piedras patearé hasta hartarme de todo, del día a día, de lo mismo, de la monotonía y de las tontas plantas mal florecidas del puto jardín de la esquina.
Estoy realmente ODIANDO tener una mente tan distinta.
Desde ahora dar explicaciones para ser una de las segundas enseñanzas más fuerte de este dos mil once fatal.

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nadie le escapa al tiempo.

nadie le escapa al tiempo.
si al final sólo trasciende lo que sos.