viernes, 10 de junio de 2011

nunca digas Adiós, pero mantén manifiesto el Te quiero.


Es raro cuando ves a esa persona que quieres tan detenidamente y a la vez fugaz, que se le notan todos los años que tiene encima. El desgaste del tiempo, las lágrimas desgarradoras, el cansancio en sus hombros, el sudor en la frente y el pelo gastado, aquel que se intenta ocultar con la tintura pero que al final termina por dejar al descubierto todo y más, más de lo que uno puede creer.
En ese espacio fugaz que queda entre el silencio, el dolor en el pecho y el nudo en la garganta, te sale la voz normal de un saludo cotidiano al llegar. Es en ese segundo mínimo donde invaden unos varios recuerdos de la infancia, de retos, de juegos, de felicidades y tristezas junto a ella.
Es como si se abriera una puerta a un portal que no querías llegar, en el que casi puedes ver, imaginando el desastre, el dolor, y esas desgarradoras lagrimas ya en ti pero que se van bajo tierra.


No queda nada más que aprovechar el tiempo mientras éste intenta llevarse todo lo que quieres bien deprisa. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

nadie le escapa al tiempo.

nadie le escapa al tiempo.
si al final sólo trasciende lo que sos.