jueves, 22 de septiembre de 2011

maldad.

Nunca creí llegar a tener miedo de amar tanto, de alcanzar niveles insospechados por el ser humano de tanto amor. No consigo la certeza ni fórmula remediable mas que el miedo que me da arruinar todo. Y ante eso, a lo que puede pasar, es preferible salir arrancando antes de estar presente en el derrumbe, si es que viene.
Arrancar parece que siempre ha sido mi fuerte ante las emociones. La base fundamental de mi gran crecimiento personal. Una mentira.
Los obstáculos no paran de pasearse frente a mi, estancándose en el frío, en el crudo cemento mojado recientemente, no por la lluvia, sino que por el agua arrojada de la ropa sucia, de los impuros sentimientos que se esconden en el negro corazón que no me para de doler y dar punzadas, casi como si fuera el castigo o un aviso de la cantidad de maldad que abunda en mi que poco a poco se acrecienta más, y me anticipa lo despiadada y fría que puedo llegar a ser .
Sé que el dolor no será tan fuerte si me voy ahora, y también sé que en un tiempo más aparecerá alguien mejor. Alguien que realmente merezca cada palabra de sus vidas, porque yo ya no puedo ser el receptor. No aguanto ver la metamorfosis de las puñaladas en mi corazón. Llegó la hora de bajar el telón.
Siempre será preferible arrancar que destrozar corazones tan preciados y tan sensibles que no logran ver lo que mis ojos ven en un cuerpo rodeado de ternura, pero que en sus pensamientos no para de desgraciar la vida de todos.
No aguantaría ver cómo se desarma todo en lo que alguna vez creyeron y quisieron.
Y aún así no tengo el valor de irme, de cortar esa maldito cordón umbilical que me une a todos los que quiero, y amo.

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nadie le escapa al tiempo.

nadie le escapa al tiempo.
si al final sólo trasciende lo que sos.