jueves, 21 de enero de 2010

las relaciones entre dos se arreglan entre dos.

Hace frío. Estoy en mi casa y a la vez no. Ocupo un rincón de ella, me siento en el pc y escribo. Vuelvo a mi mundo, a sentirme bien, a expresarme, a dejar que mis dedos traduzcan cada pensamiento que hay en mi mente y de cierta forma recién ahí despierto.
Se me enfrían las piernas, mi nariz está helada y estoy abrigada.
Mis ojos esperan la aparición de un nombre que ayer me dejó dudosa.
Me enfrento a esta mañana como todas las mañanas y no me gusta. Es más fría de lo normal, se cuela en mi cuerpo, respira en mi polos. El frío llega a mi corazón y me hace sentir el mismo frío de ayer. Aquel frío que noté cuando tus lágrimas caían de tu rostro cansado, de tu piel sin cuidado. Mi posición no era la mejor.
Mis pies estaban puestos en la tierra y las palabras salían de mi boca como todo lo que alguna vez me pregunté y que nunca pude responder, esas palabras buscaron el mejor escondite. Se perdieron entre mi mente y no me dejaron encontrarlas. Salieron sin previo aviso pero con miedo. Salían claras, queriendo ser transparentes para no notarse pero no lo consiguieron. Se expresaron hasta con mayúscula y en un tono no tan dulce. Mi voz se retorcía al verte mal, al saber la verdad que habitaba en mi corazón.
La confianza se perdió. Se descuidó y se voló como el globo de un niño que se desconcentró, que en busca de un dulce, y ahí terminó. El globo va varios metros más arriba de lo que él puede alcanzar, como tu. Qué vas caminando lento, lamentándote por el pasado, reproduciendo los hechos con suspuestos que a la larga lastiman más a tu corazón.
Te dije que empezaras a vivir, que te eligieras a ti, que sonrías; que si has vivido tanto por los demás ya era hora de empezar por ti misma y dejar al resto, que ya está grande, de lado.
Si tienes que huir para sonreír, huye, llora, corre, cáete pero recuerda que ante todo, esto que estas haciendo, es por ti y por nadie más.

Me duele el corazón por tanta sinceridad, pero me debe doler menos que a ti y eso no me tranquiliza nada. Me duele tu dolor, me duele tu ausencia, tus ganas de no existir y de estar aferrada a tus creaciones, a tus hijos. Me duele no poder expresarte lo mucho que te quiero y a veces sentir que ya es tan tarde para hacerlo.
Me duele que te esfuerces por nosotros y que a cambio recibas palabras como estas.
Cuando se da a luz un niño se crea una conexión transparente, algo que corre por el cordón umbilical, se corta y no se pierde. El bebe no trae un libro de aprendizaje para madres o padres, no.
No hay que recurrir a comparaciones con la mayoría de cómo fueron creados tus hijos.
Esto es lo que hiciste tú y punto. Somos felices gracias a ti, y me duele que no valores tus esfuerzos impecables, tu sudor derramado en tu ropa uniformada, vestida de secretaria formal, soportando quejas, alegrías, malos tratos e injusticas solo por darnos una buena educación y una vida mejor.
Me duele que no veas lo que hoy por hoy somos gracias a ti.
Debe doler que una hija no tenga la confianza en su madre pero mira a tu alrededor y observa que no todo es tan oscuro como parece. Yo soy bastante negativa y me escondo en una barrera que se empieza a ser trizas.
Se va a destruir y se que ahí estarás tú. Y si no es así entonces fue porque yo también te descuidé, mamá.

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nadie le escapa al tiempo.

nadie le escapa al tiempo.
si al final sólo trasciende lo que sos.