
viernes, 4 de marzo de 2011
dejar de odiar en voz baja.
El corazón siempre termina por transformarse en una pasa, amarga y de un sabor que ya no apeteces.
La costumbre está jugando una mala pasada de nuevo, y las melodías no van ni al revés ni por el derecho sonando bien.
Los días podrían pasar así y nada podría cambiar en ti ni en nadie.
Y lo único que importa aquí parece que es callar o hablar muy fuerte, cosa que pareciese gritar.
Que las palabras salgan como un vómito descontrolado y asqueroso que nadie quisiera ver.
Y es que te han dicho que hables, que pares de callar tus sentimientos, tus lágrimas y todo lo que guardas en cualquier parte de tu tedioso corazón raspado, pero no sabes por qué nada sale cuando debe salir.
Y el silencio se camufla con sonrisas y disparates de una pistolera sin balas, que no mata a nadie, pero todos la terminarán por matar a ella.
Y ella no soy yo. No quiero serlo y no.
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nadie le escapa al tiempo.

si al final sólo trasciende lo que sos.
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