viernes, 19 de noviembre de 2010

Antonella Antagonista de todas las vidas.

Cuando tu vida es la antagonista de la vida de otras personas, y de la tuya, empiezas a ver todo de afuera. De alguna manera tu cuerpo logra desdoblarse y ya casi ni sientes los golpes de tu corazón; ya casi no respiras por ti sino que te ves vivir, existir de alguna extraña manera. 
Tocas tu mano, intentas entrar pero pareciese que fueras un fantasma porque ya no logras integrarte en tu mismo cuerpo, ese que tanto daño le hiciste y que sigue sin sentirse recuperado. Que tiene un dolor palpable, y heridas sin cicatrizar del todo. 
Recuerdas que el vacío te producía felicidad, y que el estar plena era un simple desgaste más, un hecho desgraciado que ya no querías recordar. Todo mientras las mismas canciones tristezas sonaban por cada rincón de la habitación.
Todo pasaba mientras sentías todos los golpes ir y venir, y ya casi ninguno dolía más que el otro, simplemente sabías que estaban y que parecían querer vivir ahí por siempre. Comprar su casa e instalarse ahí, dentro del alma, donde más duela.


Seguías siendo la antagonista de la historia, siempre en la oscuridad, queriendo aparentar cosas que no eran, la falsa felicidad. Mientras las noches eran de varios cafés para calmar el alma, y sobretodo la ansiedad.


A veces simplemente cuesta reintegrarse en el mismo cuerpo. Te pierdes, te encuentras pero te vuelves a perder donde el lugar te parece tan distinto y tan ajeno a lo que era antes.



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nadie le escapa al tiempo.

nadie le escapa al tiempo.
si al final sólo trasciende lo que sos.