miércoles, 29 de diciembre de 2010

rareza exquisita.

Suelo no encontrarle un título a lo que escribo. Es extraño pero hoy en día varias cosas me parecen una rareza exquisita.
Y Rareza puede ser la palabra del momento. Tal como Inefable es la palabra de las penurias del pasado. Donde el desgano de pensar dominaba completamente todo, posiblemente a veces hasta los mismos sentimientos. 
No comprendo bien por qué la palabra Felicidad nunca formó parte del primer lugar de mi repertorio de palabras repetitivas. Hasta pareciese que me gustaba y abusaba de la palabra Dolor. Casi como una tendencia suprema de ropa o de alguna moda musical.
Luego, Maravilloso apareció tocando la puerta y se quedó, se transformó en otras provocando clones perfectos y hasta algunos más fabulosos que él.
Fantástico, Glorioso, Sublime y otros más empezaron la fiesta, los que habían decidido invitar al personaje principal, al irreemplazable y jamás igualado.
El muy tarado se hacia esperar. Muchas palabras notaron su ausencia, algunos cuando se hundían en alcohol, en los vicios sin razón, y los voladores alucinaban sus pasiones; mientras otros esperaban expectantes y hasta cerca de la puerta.
La gente no atinaba mucho a bailar, la timidez invadía casi todo el lugar y las palabras se habían quedado inmóviles. Los que tomaban alcohol ya estaban en otra etapa del enfiestamiento.
De repente la mayoría ya se había ido, algunos tristes, otros etílicos, varios murieron en el camino y uno que otro se quedó vomitando en algún rincón.
Todo eso ocurría mientras nadie se daba cuenta de que Amor ya había entrado a la fiesta. Sin pedir permiso ni un previo aviso empezó a enfiestarse solo y nadie lo noto. Llegó con las manos vacías y eso molestó a las palabras. Movía los brazos, las piernas y un poco de sus caderas siempre solo. A los demás le pareció raro. 
Después Encuentro lo miro bien, de pies a cabeza y se quedó pensando; y en cuestión de segundos le dio un abrazo y una flor, y luego Unión hizo su parte. 
Y luego todos vieron al Amor. De las miradas tristes pasaron a las felices.
Y Amor se quedó días y meses, año tras año; y nadie jamás se cansó de él. Todos los días eran de fiesta.
Y la gran mayoría de los invitados a la fiesta sabían que terminarían tarde o temprano danzando con Amor.



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nadie le escapa al tiempo.

nadie le escapa al tiempo.
si al final sólo trasciende lo que sos.